Tito Lamberti sigue firme en la Biblioteca de El Tala: "Acá no se cobra"

En El Periódico TV, el reconocido vecino de San Francisco cuenta sobre su tarea diaria en la biblioteca y recuerda su pasado en el básquet. Y, cómo no, los años en su querido colegio San Martín.

Programas - Historias 10/04/2019

Se trata de uno de los vecinos más queridos y entrañables de San Francisco, Eusebio "Tito" Lamberti. Su día a día en la Biblioteca del club El Tala lo mantiene ocupado con su pasión por la lectura y allí recibió a El Periódico TV para una extensa charla en Historias, el programa que muestra el quehacer cotidiano de personas reconocidas en la ciudad.

Gran amigo y colaborador de El Periódico, a Tito cuesta un poco convencerlo para hacer la nota, pero luego se mostrará abierto a charlar de todo y será generoso como siempre con su tiempo. Su sorprendente memoria lo va llevando por varios temas y anécdotas de su vida y también de la historia de la ciudad. 

Muchos lo recuerdan por sus años como portero en el Colegio San Martín, donde todos los días dejaba una frase en los pizarronesPero Tito también fue un gran jugador de básquet, escribió tres libros, es un gran cinéfilo y además un apasionado de los libros

No hay que esperarlo mucho para que hable de una de sus pasiones: el San Martín. "La cultura grande me la dieron los chicos del San Martín. Toda la gente se acuerda de las frases, pero eso es lo mínimo. Lo importante fue lo que los chicos hicieron por mí. Pagaría cualquier cosa por repetir lo que hice en el colegio", cuenta.

Trabajar desde muy joven

Con 82 primaveras, cuenta que empezó muy joven a trabajar en la fábrica Tampieri, siendo un adolescente. "Un día se descompuso mi papá y no pudo trabajar más. 'Tito, vas a a tener que trabajar vos'. Mi madre era amiga de una señora que tenía un esposo que era un jefe del taller de Tampieri y me hicieron entrar ahí", recordó en la nota.

Sobre su trabajo en la biblioteca, reitera que las puertas están abiertas a todos los vecinos que quieran buscar libros. "Acá no se cobra. Podés llevar un libro, dos o tres. Si lleva uno lo puede tener un mes o un poco más, y si lleva tres les digo que cuando lea uno me lo devuelvan. He tenido suerte de que la gente que ha venido es muy honrada", concluye.

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