Saúl Kohan: "Me parecería para lamentar que nuestra historia se pierda"

En El Periódico TV, el médico y también escritor reflexionó sobre su novela "Dicen de Navarro", una ficción ambientada en San Francisco durante los días del Tampierazo de 1973.

Programas - Mano a Mano 03/06/2019

En abril pasado, el médico Saúl Kohan Boc presentó su novela "Dicen de Navarro", una ficción ambientada en San Francisco en el marco de las luchas obreras de 1973 conocidas como "El Tampierazo".

Muchas veces la ficción es una manera de acercarnos a emociones y mundos diversos, pero también una ventana para asomarnos a nuestra historia y poder pensar el presente. Sobre estos temas, sobre su libro y sobre la actualidad sobre las luchas obreras en la ciudad giró la charla con el escritor en Mano a Mano, el programa que conduce Gabriel Pecile en El Periódico TV

A partir de la ficción se puede reflexionar sobre nuestra historia reciente en materia de luchas obreras. ¿Nos puede contar un poco qué es Dicen de Navarro?

Es una ficción, es una mentira que es una historia posible de un hecho de militancia o de lo que se cuenta acerca de un hecho de lucha obrera en una ciudad industrial del interior de la provincia a fines de la década de los 60. Y justamente Dicen de Navarro porque no hay ningún relato de primera mano, o sea todo se cuenta, son todos los testimonios de alguien que estuvo ahí, o que le contaron de esta protesta en una fábrica que termina con una represión, y todo lo que pasa alrededor de ese hecho puntual. El libro surge de un taller literario que hacía con Diego Paszkowski, un escritor de Buenos Aires. Yo le mandaba material para que corrigiera, le mando un primer boceto como para un cuento donde se contaba la historia de un periodista que llega a esta ciudad a investigar este levantamiento popular. Y él vio ahí la novela, que llevó un poco más de un año de escritura, para contar esta historia que es una historia de ficción inspirada en hechos que todos conocemos.

El Tampierazo...

Exactamente, que forma parte de la historia de la ciudad, ya es un hecho que nos marca como comunidad. Pero no es una novela sobre ese hecho sino inspirada en ese hecho. No hay nada en la novela que tenga una forma de documentarlo históricamente, es un ejercicio de un relato posible armado en base a lo que cuentan quienes de una manera o de otra tuvieron alguna participación, pero no directa. De hecho, los dos o tres protagonistas más importantes de la historia no cuentan la historia.

Es interesante la ficción porque tiene también esa maravilla que nos permite pensar la realidad, qué nos pasó en la historia, puede ser una ventana hacia esa historia. ¿Qué le gustaría que pase con Dicen de navarro?

Lo que lo que me llama la atención del recorrido que ha empezado a tener la novela es, primero, esa cuestión de darnos cuenta que la historia nos pasó a nosotros también. O sea no somos un islote, hubo en nuestra ciudad resonancia de todo lo que ha pasado a lo largo de nuestros 120 años de historia. Me gustaría que esa historia que yo cuento, que insisto es una ficción, mueva a que se vuelva a discutir lo que pudo haber sido y lo que pudo haber pasado. Se lea, se discuta, se debata, se refute. No hay nombres reales, no hay hechos reales, son todos hechos inspirados. Me gustaría que sirva para debatir nuestra historia como ciudad, qué nos pasó como ciudad desde 1886 para acá. Hubo un montón de cosas, fuimos de hecho transformándonos con la historia de nuestro país. Que se pueda debatir, que se pueda leer en los colegios sería mi mayor satisfacción.

Evidentemente como autor hay ahí en la génesis del libro una inquietud por esta historia. ¿Cuál es su mirada, cómo ve esa realidad de las luchas obreras en San Francisco y cuál es la realidad que ve hoy?

En una parte de el libro uno de los personajes le dice al otro que lo que cada uno sabe es lo que le contaron, y cuando a vos no te cuentan vos no sabès qué pasó. Y me parecería algo a lamentar que nuestra propia historia se pierda. Hubo luchas obreras, hubo gente en la calle, hubo causas y consecuencias de esas luchas obreras. Hubo muertos.  Que eso se pierda, que se conozcan todas las versiones. Que cada uno pueda aprender que nuestra ciudad también tuvo militancia, que también la tiene ahora en este contexto político histórico que se está viviendo, con los problemas que tenemos como sociedad: la desocupación y la subocupación, la falta de trabajo, la gente que está perdiendo el acceso a lo más elemental, que es una dieta equilibrada. Y hay una militancia que por ahí no se ve en lo masivo, pero cuando te vas a los barrios lo ves en los comedores, en la solidaridad que hay, en la gente que está peleándola día a día. Hay gente que deja sus horas de trabajo y va a un comedor, o docentes que dejan su sus horas de descanso para ir a dar clases de apoyo a los centros comunitarios. Me da un poco de temor lo que pueda llegar a pasar en las ciudades más grandes, la gente está realmente sufriendo, por lo menos en mi práctica profesional lo veo todos los días, gente que no tiene el acceso a los cuidados mínimos de salud. En la novela, por ejemplo, lo que desencadena la huelga es que los empleados de una fábrica pierden el acceso a su cobertura de salud. Me parece que ahora hay mucha gente que se está cayendo del sistema y hay una respuesta que por ahora y en nuestra región se basa más en la solidaridad. El tema es cuando esa solidaridad no alcance más.

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